Un repaso rápido de la historia de la humanidad nos proporcionaría diversos casos de etnocentrismo y discriminación. Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, Adolfo Hitler decidió que la raza aria era superior a todas las demás; según el, era perfecta. Cinco millones de judíos fueron asesinados por esa convicción, victimas del mayor genocidio de la historia.
En nuestros días no es difícil adoptar actitudes similares. Resulta común creer que nuestra cultura es mejor que la de otros grupos sociales o naciones, o que incluso nosotros mismos mejores que otras personas. En la escuela suele suceder que un compañero o una compañera tengan cierta dificultad para aprender algunos conceptos; los demás se desesperan, los atacan y los critican. También con frecuencia las personas piensan que quien tiene mayor capacidad adquisitiva vale más que otra persona con menos recursos.
Pero debemos actuar con respeto y empatía, con base en esta idea: “Si respeto las ideas, las actitudes y la condición de los demás, puedo exigirles que respeten las mías”. Si no conozco el contexto en el que se producen en el que se producen ciertas acciones, difícilmente voy a entenderlas y respetarlas.
“Este texto nos habla de respetar a los demás, sus ideas, actitudes y condición. No debemos estar a la idea de que somos superiores a los demás, ya que si no los respetamos debidamente, ellos tampoco nos respetaran y eso provoca peleas y conflictos. Al contrario, debemos respetar a los demás para que nos respeten”.
Luis Enrique Olvera 14 años 2 G
Fuente: Libro de Formación Cívica y Ética.
Editorial: Castillo
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