viernes, 11 de junio de 2010

Respeto y solidaridad ante las diferencias físicas y personales

Respetar, es sobre todo, reconocer el valor del ser humano. Al conocer nuestro valor y el de los demás, podemos tratar a cualquier persona por su dignidad.
Ser solidario, por su parte, significa preocuparse por el bien de los demás, sin dejar de reconocer su valor como seres humanos. Un claro ejemplo es la solidaridad que se expresa cuando ocurre una tragedia: sin importar donde suceda, naciones de todo el mundo muestran su apoyo enviando médicos, alimentos, ropa, medicamentos, agua potable, etc., con el fin de que ellos en desgracia puedan superar la situación lo antes posible. Seguramente lo pudiste comprobar en diciembre de 2004 cuando varias olas gigantescas conocidas como tsunamis, arrasaron cientos de localidades situadas en las costas del océano indico, en Asia.
Esta actitud de respeto y solidaridad también la podemos observar en situaciones cotidianas que involucran diferencias físicas y personales. Por ejemplo, las personas con capacidades diferentes necesitan nuestra solidaridad y ser valoradas como cualquier ser humano. Lo mismo sucede en el caso de quienes muestran diferencias raciales y culturales, o distintas formas de ser y de pensar. También requieren respeto y solidaridad las personas enfermas, los ancianos y las mujeres embarazadas.

“El respeto a todo lo que nos rodea solo tiene sentido si comprendemos que están al servicio del hombre, por que solamente los seres humanos somos capaces de administrar los recursos del ambiente para procurar el propio bien”

Luis Humberto Silva Arenas 13 años 2G
Fuente de información: Libro de formación cívica y ética
Editorial: Castillo

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